Para que una persona se mantenga sana y goce de buena salud hasta su vejez, tiene que saber cómo acceder y conocer acciones de prevención y
autocuidado que pueden beneficiarla. Esto significa tener alfabetización óptima en salud.
Tanto en países de ingresos altos, como en países de ingresos medios y bajos registran personas con una alfabetización deficiente en salud. Por ejemplo, en Estados Unidos más de un tercio de los adultos tienen una alfabetización en salud por debajo del nivel básico. En algunos estudios en países europeos las cifras son similares. Un estudio reciente en México reportó que más de 8 de cada 10 encuestados presentaban un nivel de alfabetización deficiente.
Estudios en diferentes países han encontrado que las personas con alfabetización deficiente en salud tienen más enfermedades crónicas, menor
calidad de vida, utilizan más los servicios de urgencia y son hospitalizados más frecuentemente en comparación con las personas con alfabetización óptima en salud. La alfabetización deficiente en salud también causa más gastos personales para atender la salud deteriorada por enfermedades crónicas y sus complicaciones, y más gastos públicos de las instituciones de salud. Además, las personas con alfabetización deficiente en salud mueren más tempranamente.
En tanto, las personas con alfabetización óptima en salud tienen mayor capacidad para tomar medicamentos de manera correcta (dosis y horario) e
interpretar etiquetas y mensajes de salud; también utilizan más los servicios preventivos, como el chequeo médico, las campañas de vacunación, y acuden a las citas para la detección precoz de procesos cancerígenos.
¿Qué significa tener una alfabetización óptima en salud?:
Saber el riesgo personal para desarrollar enfermedades crónicas según el historial médico familiar, su estado nutricional, sus condiciones de trabajo y sus hábitos personales como consumo de alcohol y tabaquismo.
Conocer las fuentes fiables acerca de la prevención y cuidado de salud, por ejemplo, los sitios en internet de las instituciones y las
organizaciones de la salud.
Saber cada cuanto acudir al chequeo médico, o a la consulta médica de seguimiento.
Entender las etiquetas del contenido y valor nutritivo de los alimentos.
Saber interpretar y juzgar si es fiable la información que aparece en la TV, radio, internet u otros medios de comunicación sobre la
enfermedad que tiene o está en riesgo de tener.
Conocer dónde puede conseguir información con relación a qué hacer en caso de alguna emergencia médica.
Estar al tanto de dónde conseguir ayuda profesional cuando se encuentra enfermo.
Saber interpretar y juzgar las ventajas y desventajas de los distintos tratamientos que existen para su enfermedad.
Poder llevar a cabo las instrucciones que contienen las cajas de medicamentos.
Saber utilizar la información proporcionada por el médico para participar en la toma de decisiones sobre tratamiento de su
enfermedad y/o su autocuidado.
En nuestra calidad de farmacéuticos te recomendamos seguir este decálogodel autocuidado relacionado con aspectos generales y el uso de los
medicamentos:
1. Sé activo y responsable.
2. Sigue una alimentación equilibrada.
3. Practica ejercicio físico regularmente.
4. Evita el consumo de tabaco y disminuye el de alcohol.
5. Protege y cuida tu piel.
6. Guarda siempre los medicamentos en un lugar adecuado, fuera del alcance de los niños. Revisa su fecha de caducidad antes de utilizarlos.
7. No olvides leer el prospecto de cualquier medicamento antes de utilizarlo. Consulta a tu farmacéutico ante cualquier duda y, en especial,
si estás tomando otra medicación.
8. Completa siempre los tratamientos prescritos por tu médico, indicados por tu enfermero o aconsejados por tu farmacéutico.
9. Si estás embarazada o eres madre lactante, consulta siempre con tu profesional sanitario antes de tomar cualquier medicamento.
10. Trata tus dolencias leves con medicamentos y productos de autocuidado, cuando estos sean necesarios y con el consejo
farmacéutico.
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