España se encuentra entre los países con menor siniestralidad por accidentes de tráfico de la Unión Europea con un número de muertos por accidente de tráfico en el año 2013 inferior al del año 1960 cuando había aproximadamente un 30% menos de los vehículos de los que hay en la actualidad.
Según la Dirección General de Tráfico (DGT), en su documento de consenso que analiza los datos de 2013, el 5% de los accidentes de tráfico, en España, están relacionados con los medicamentos y, en la mayoría de los casos, el paciente desconoce cómo influye el medicamento sobre la capacidad de conducción.
Según datos españoles de conducción y uso de drogas, un 17% de los conductores españoles conducen bajo el consumo de sustancias psicoactivas, siendo el grupo más frecuentemente implicado el de las benzodiacepinas, seguido por los hipnóticos y opiáceos; pero los antihipertensivos, los antidepresivos y los antihistamínicos H1 de primera generación, son otros fármacos frecuentemente implicados. Los mecanismos por los que los medicamentos pueden afectar en la conducción son mayormente la somnolencia o efecto sedante (el 20% de los accidentes de circulación ocurren porque las personas se duermen al volante) pero también la reducción de los reflejos, alteraciones sensoriales oftalmológicas o de la audición y otras muchas más.
En España, en torno a un 25% de los más de 15.000 medicamentos autorizados por la AEMPS (Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios) llevan el pictograma de conducción, el cual avisa que uno de los posibles efectos adversos del medicamento pueden afectar a la conducción y al manejo de maquinaria. Sin embargo, parece que este hecho no está arraigado en lo que respecta al conocimiento de las repercusiones de la toma de los medicamentos. Tal vez influya que las campañas en los medios de comunicación así como las medidas coercitivas están muy centradas hacia la erradicación del consumo del alcohol como causa principal de accidentabilidad, dejando de lado que el consumo de otras sustancias que se hallan en la causa de un elevado número de muertos en nuestras carreteras .
Pocos se paran a pensar que una cerveza o copa de vino que no daría positivo según las de tasas de alcoholemia permitidas, si sumase sus efectos a los de un medicamento que estemos tomando y que cause cierta somnolencia, podríamos estar ante un estado de somnolencia igual o mayor al producido por una tasa de alcoholemia positiva . Incluso en algunos estudios se comprueba como ante un simulador de conducción se cometen más errores a la mañana siguiente de haber tomado la noche anterior 2 mg de lorazepam ( Orfidal ® ) que cuando se está por encima de los límites de alcoholemia permitidos en el momento de la utilización del simulador .
Hemos de ser conscientes de la importancia que tiene el informar activamente a nuestros pacientes (aún más) de que los medicamentos que va a empezar a tomar o de los que ya está tomando pueden mermar su capacidad para el manejo de vehículos u otro tipo de maquinaria. Sin ir más lejos muchos de los antigripales que dispensamos en las farmacias contienen antihistamínicos que pueden afectar a la conducción y al manejo de maquinaria . Ninguno de ellos debería dispensarse sin realizar las preguntas pertinentes; además hay alternativas que no los contienen. El uso de unos u otros dependerá de cada caso.
Sabemos que las consultas médicas están en muchos casos saturadas así como las Oficinas de Farmacia, pero hemos de hacer un esfuerzo y poner un poco más de nuestra parte: médicos, farmacéuticos, pacientes, las instituciones y los medios de masas, para concienciar a nuestros pacientes, y a la sociedad en general, de que muchos medicamentos que son muy beneficiosos para la salud pueden ser peligrosos al volante, tanto que pueden transformarnos de negativos en positivos.